9.5.13


caballero con casco en mano
que más bien olía a caballo
ese sí que era un caballo
como de dos metros veinte

diría que es, todavía
si la noche que se me agarró de las tripas
le decía que lo quería
o que no me molestaba que se me duerma al lado
pero carajo, quería que se fuera

se sentía bien, de cualquier manera
ahí es donde recaigo
en todo lo que no digo
en que no estaba para nada mal pensar
en dos bestias desbarrancadas
después de la doma

pero como sonaba como la mierda
no le dije un carajo
me olvidé de la última vez que había dormido con alguien
que no sé bien cuando fue
y a la mañana agarró el casco y al carajo

me quedé con la leve sensación
de que alguno eventualmente iba a llamar al otro
quizás la tuvimos los dos
sobretodo porque todavía se me notan los moretones
pero nadie más tuvo que verlos

y si me lo decía él
iba a reaccionar igual
pero como callé lo inevitable

a ver
es comprensible
pongamosle
que dos animales del tamaño del nuestro
aunque bien que podría ser mi padre
precozmente, mi padre
se dejen abrazar al menos una vez

una vez en la que no me reproche
el ser tan amigable con todos
por no decir que pierdo amigos cual fichas de ajedrez

pero no cuadraba, no
no con la lógica de los llamados de las cuatro
ahora interrumpidos
ni con la de correr por el prado
ni con esta puta castración
que cortó dos veces y se fue

algunos días me aburro, es cierto
y pienso en todas las posibilidades posibles
ahí está la cuestión
acerca de lo posible que estaba al alcance
de dos herraduras mal gastadas
de patadas mal puestas

si lo llamo mañana
y le agradezco el favor
seguramente me la baje de la cachetada que tanto necesito
y después todo lo demás
que parece que suena bien
que todavía se me notan los moretones.

RENUNCIO
escribí la otra noche
después de una larga ducha caliente

RENUNCIO
y no tenía mayúsculas, no
pero mi caligrafía daba calambre
como el de hoy a la mañana

y cuando dije que renunciaba
me vestí menos de lo que ameritaba el frío
pero no importaba
porque mi casa estaba igual
y me fui a buscar un paquete de puchos

la mina que estaba antes
con su paquete de camel
me dejó con ganas
pero no

y volví acá y escribí en el cuaderno
en ese mismo que le anoto cosas al Universo
que renunciaba
y se sentía como el carajo, pero también dije
que me lo iba a repetir
como por ciento cincuenta días
a ver si se me mete en la cabeza

de
una
vez
por
todas

ni me vengo a quejar
de todo lo que extraño
ni de lo que parecen haberme costado las cosas, sí
porque cuando viene fede está todo bien
y a él no le escribo con mayúsculas
salvo cuando el binomio

renuncié, también
renuncié en general
ya falta una semana, y no el eterno
y nadar a la mañana me sienta bien

digo que no voy a pensar en nada
entonces renuncio de nuevo
y me quedo rogando por alguna canción que me guste
si es que las demás, puede decirse que,
son una porquería

escribiría millones de veces
acerca de esto, de lo otro, de aquello
del dolor que no se compensa anatómicamente
al que no podría encontrarle una explicación fisiológica
excepto el silencio

renunciar es hasta cómodo
cuando sabés lo que se viene
o al menos, lo que te queda

y cuando te vayas por ahí
haciéndote un millón de amigos

¿y cuando te vayas por ahí...?

cierto, cierto
cierto que renuncié porque te fuiste, renuncio.