30.10.12

papeles perdidos (de superaciones y uno de cada)

Octubre de 2011
Y es entonces que a ésta hora intento
configurar lo que tengo adentro, ponerle
un nombre-

Ignacio es eso que siento cuando estoy
recostada en una habitación que parece
ya no ser mía, ya
nunca más serlo

es un vacío

tan grande como lo que cabe en mis ojos al mirar a través de la ventana
hoy me dolés como me duele Concordia
porque es donde vengo, eventualmente
a creer que puedo sanarte
donde todos me convencen
que vas a pasar
y probablemente, y hasta entonces

la misma Concordia a la que hubiera querido traerte
pero hoy tengo un vacío
y si te llamo ahora por ahí me atiendas, y
lo remarques
y lo subrayes, con
la fibra que me regalaste
un día que

tan lejos quedan los días
en los que te esperaba y nos queríamos
yo no te puedo sanar, Ignacio
porque no lo busco

y como el dolor de otra persona

es un vacío

pretendo jugar
a que el edificio de enfrente
es tanto un ojo tuyo
y el que no me daba miedo,
aunque fuera raro ver celeste
a contramano

en poco tiempo
la cama nuestra no va a estar
y en parte ya no está
tu parte, tan poco tuya, que
tan bien supimos robarle a los descuidados
ya no es ninguna cama en la que pueda acostarme
¿sabés lo que duele eso?

es un vacío

que no encontré llenar
con lo que tenía en el bolsillo
y es que nosotros nunca tuvimos nada
y eso era estar vacío también

era bajar por Salguero hasta Las Heras
a cualquier hora
y nombrarte
y beber y pajearme
bajo tu nombre completo,

eso
no sólo es el vacío, sino también el sentimiento
de no tener nada, de
mirar el teléfono y saber que
ayer, hoy, pasado mañana
podía llamarte, y tanto tenía que hacerlo
pero preferí el vacío y el silencio

Ignacio, ésta
es una casa que abandono, en breve
como abandonaré la mía
porque la mataron
la mataron y estamos jodidos, estamos
jodidísimos
y ya no puedo contártelo

Concordia todavía existía y yo
quería traerte
pero ahora mismo
ésta noche maldita, que tanto se parece al infierno
el edificio de enfrente
es tu ojo marrón
y el otro que me sonaba más bien a verde
y las cuatro cosas van a caerse
pero no así el infierno, y vos
¿podés dibujar el infierno?
yo podré intentar describirlo, vos
¿podrás dibujarlo?
porque en un mundo en el que todo se arregla mediante pedazos de papeles
¿todavía creés en nosotros?

es un vacío
que me pesa como si estuviera lleno,
como si estuviera llena.


a Ignacio, en todas sus formas heterocromáticas: 
todos nos caemos a veces, 
y así como me dolía, y dejó de dolerme, a vos también dejará de dolerte el abismo,
pensá que a esto lo escribí hace más de un año,
exactamente en la noche en que Concordia se prendió fuego
y ya no supe más cómo llegar a ella.

29.10.12


y no sé qué carajo de día
de qué mes
me levanté peor que hoy

te acostás a dormir como un estúpido
porque ya no te dan los sesos
y pensás, que por alguna extraña razón
y aunque fuera una razón muy drogona
vas a despertarte mejor

y acá estoy
8 horas de sueño
un litro de té
los ojos casi que me sangran

pero esto no sos vos, eh
nunca tendrás el placer de que te diga
que a esto me lo hiciste vos
que me hiciste caer

y tu foto corroída por la humedad de la inundación
como 10 cigarrillos
y una lista interminable de cosas para hacer

y no,
no estoy mejor.

vos nunca vas a poder decir
que con el tiempo pintás peor
a lo sumo estarás, quizás, meses
sin pintar
pero no me vas a decir que no aprendiste
que no podés mejorar

nosotros, ah
nosotros cada vez escribimos peor
y nos la pasamos añorando
los fatalismos adolescentes
que nos alimentaban líricamente hasta el cansancio

hoy estás cansado de no poder escribir
de que no se te caiga una línea
pero lo peor
es que quizás ni siquiera estemos viviendo las cosas
con la intensidad suficiente
como para volcarlas en el papel y ya

antes no teníamos siquiera que corregirnos
ahora nos pisamos las letras

y nadie te dice
que en un acto de bronca no vayas a tirar un lienzo a la basura
pero para nosotros hacer añicos una hoja de papel
no sólo es insolente
es arrancarnos un pedazo de alma.

si bien dije que cuando pasara un año
iba a arrojar una piedra al río
simplemente no lo hice

quizás no se me cantó
quizás
de una vez por todas traté de dejar en paz
a esos muertos
a esos dos que éramos
y que jamás volveremos a ser

estos días volví a pensar
dónde carajo estabas
y de cualquier manera ya no quiero verte

como si ese mediodía
en el que te pedí que no viajes
hubiera solucionado algo
fue una despedida decente, sí

vos y yo nos despedimos un millón de veces
ese día al menos tuvimos dignidad

y ahora me pica sentir que estás lejos
no sé bien dónde
haciendo no sé qué
y a veces pienso que mandándote un mail se arregla

pero si podrías haber dicho algo inteligente
"te conozco, nena"
y no tuve qué contestarte
más que mandarte a amar a otra (de nuevo)

y no es que crea que vos no sepas amar
carajo, no
me recordaste cómo se sentía la vida

pero hace un año
con la campera sucia
y tus lentes fisura
dijiste algo así como "acabo de despertar"

y estuve toda la tarde tratando de mirarte, porque
actriz no mira a cámara
mucho menos a montajista

y decís vos que me hiciste unos primeros planos terribles
que nunca ví
porque primero no me dejaste y después ya no quise

y vos catatónico, yo adúltera, hace un año
sentados en el sillón de pablo
tomando café
escribiendo un monólogo
fui a prenderme un cigarrilo
y me dijiste
"hey, ese encendedor es mío"

y los recuerdos que siguen
nos tienen en el piso de mi otro departamento
primero a mí, colgada del teléfono
después a vos, colgado de una botella

y hace exactamente un año empecé a amarte
como nunca más pretendo volver a amar en mi puta vida
porque amé a un muerto.

27.10.12

la fragilidad de las cosas


Lautaro, casi que poseído. Con el pelo todo transpirado, la cabeza pegoteada a la pared, que bien le hacía de respaldo, en la cama que no tenía uno. Las camas de los telos suelen no tenerlo, y si lo tienen, son asquerosos. Y deben tenerlo porque seguramente los forren con esa tela sintética asquerosa con la que recubren casi todo para después poder desinfectarlo.
Lautaro, casi que poseído, no mirando hacia el techo, sino mirándose a sí mismo, a una distancia de tres o cuatro metros, al espejo que estaba colocado frente a la cama. Lautaro, todo acabado e hipócrita, se contemplaba a sí mismo en un acto de narcisismo cruel el fumar mirándose, en vez de mirarla a ella, sentada, desnuda, al borde de la cama, con la cabeza gacha y los hombros encorvados.
En otras épocas, cuando Lautaro era joven y de vez en cuando quería estar con alguna, solía llevárselas a telos como éste, en el que está ahora, en el que ya ha estado antes, gastándose casi todo su sueldo de librero aburrido de calle Corrientes. Está bien, pasaron los años, pero en aquel momento se preguntaba lo absurdo que era terminar en un albergue transitorio, con alguna que había conocido por ahí. Cuando lo hablaba con sus amigos les decía algo así: “… es como que ya está. No podés pagar un telo para no coger toda la noche, o para no coger, si lo pagaste tenés que hacerlo.” Y en aquel entonces, giraba por su cabeza la idea disruptiva de que los telos eran lugares asquerosos, porque la gente no los usaba para amarse, sino para coger. Y él no amaba a la mayoría de las chicas que llevaba, puesto que de amarlas, se las presentaría a sus viejos y se quedarían a dormir. Pero en los telos tampoco se duerme, así como es que no se ama.
Pasado el tiempo, Lautaro asumió que las pocas mujeres por las que quizás sintió algo no eran dignas de ser llevadas a telos. Por eso ahora los frecuenta con prostitutas, quienes no le importan, y con las que es más fácil asumir que lo único que tiene ganas de hacer es cogérselas. El telo, al final, puede terminar siendo mucho más barato que una salida, en la que tendría que invitar a una mujer a comer o a ir al cine, y definitivamente, tratar de llevársela a coger. Por eso es que las putas no le resultan tan caras, y le ahorran todos los delirios existenciales y la paranoia que le agarra cuando sale con mujeres, las que él denomina “reales”.
Pero esa noche, mirándose a la distancia en el espejo, fue cuestión de desviar su vista un par de centímetros para darse cuenta que esa prostituta, poco real ante su percepción, estaba sufriendo. Se encontraba al borde de la cama, sufriendo. Y él no podía entender por qué estaba tan encorvada, quizás estaría llorando. Lautaro no lo sabría hasta calzarse los anteojos, pero así fue. En un acto de contemplación de sí mismo, completamente pagado por sí mismo, comprendió que había otra persona en la habitación, una habitación que no era la suya, y a la que jamás la habría llevado, porque ahora que vive solo guarda cierto recelo para con su casa y sus cosas, al punto que no sólo no ama a ninguna de las mujeres que conoce, sino que además, por descarte, decidió pagar prostitutas y ahorrarse todo ese preámbulo que lo hastía.
Lo único que pudo hacer fue preguntarle si estaba bien. A lo que ella no le contestó nada, y le pidió que le pagara para irse. Lautaro esa noche decidió pagar el pernocte, a pesar de que la prostituta se fue, y quedarse, con desayuno incluído, durmiendo hasta el mediodía en una habitación que suya no era, pero que se la pudo adueñar un rato por un par de pesos más. En ese momento también supo que se le volvía imposible amarse a sí mismo, y que tampoco era tan mala idea aparecerse por esos lugares, de vez en cuando, solo, para reafirmar que en su casa está fuera de sí mismo, y que en las camas asquerosas, en donde se han revolcado cientos de personas, con respaldos forrados sintéticos o no, puede llegar a reencontrar esa estupidez animal que le recuerda, que cuando no siente nada por nadie es mejor pasársela solo.

mentís si decís que no recordás en el silencio
lo que eran gritos

real es superar la turbulencia

el dolor del poema de la otra noche
no era más que el amor despegado de mi vientre
como ya vos

de las mejores cosas que conozco
o eventualmente volver a llenarte de pasto el pelo.

25.10.12

I've been so quiet these last few days, that my mind has been an orgy. You could have poisoned me, but you didn't even bit me. I'm a non-believer in the playground with god. Please, deceive me.
Beside the battlefield, I could only tell: don't listen to me. Don't you ever listen to me. I fucking wanted you since the day I've met you, and I've got exactly your same desires. But please, stay away. I can't stand by them right now. I can't even stand by myself. Be patient. I'll change and we might have our so fucking called stupid love. I know I've been hurting you like hell. I've been scared, but I've been protecting you. Stay fucking away. I love you too, and life is long.

21.10.12


me enamoro de las cosas
de los objetos que miro fijo
cuando me dejo ir, me dejo hacer
aquello que se supone va a sanarme, pero me mata tejido
que arrojan al tacho de residuos patológicos, como a mi alma
soy un pedazo de carne
y ahí arriba, a veces
siento que me muero un pedazo más

la oda a los objetos punzantes
(y después se preguntan qué es toda esta cantidad de acero quirúrgico en mi cuerpo)
agujas, generalmente, que inyectan o extirpan
agujerean
punzan o me envenenan remedios
y que más de una vez me habrán limpiado el plasma
de una cantidad desmedida de alcohol

maravillosas toxinas en el fondo de este vaso de ron

no, sin ser agujas
todo clavo que gira es tornillo
y los hay más tornillos que clavos, en todas partes
eso me quedo mirando fijo
en el campo magnético, en la descarga de electricidad
en la punción o en la sanación

ayer Mariscal dijo
“simplemente desviaré el dolor”
es cierto, trocamos seis pinchazos izquierdos por apenas uno
uno que a pesar de mi risa ni siquiera pica
y cómo no iba a ser gracioso
enamorarme de la sábana
mientras me clavaba el corticoide

no me pensó acostumbrada
ni me pensó tan poco vieja
¿y acaso debería portar un bastón a esta altura?
uno que se asemeje a todas mis condolencias
que me sirva para pisar mejor
aquel pasado del que me jacto

e insisten con que respire hondo
cuando a esta altura soy mínimo, un agujero
un pedazo de carne
que emana humo, veneno y alcohol

¿y aún así?
¿me podés querer así de rota?
¿cómo osás amarme así de agujereada?

hay días en que las paredes son simples muros
de los que mi cuerpo ajado se aleja
y no las utiliza para sostenerse
o para volver a aprender a caminar

solés hablar de esa película, o es que me olvidé de patrón
pero él habitaba una piel ajena, reconstruida
y el opio lo hacía olvidar
¿entonces qué es esto?
no es más que olvido, el sexo
una media sonrisa de vidrio empañado
la perfecta mordida sobre tu pecho condensando
deseos, o
(ese era un poema anterior)

no es más que olvido, mi amor
a la adoración de los objetos
porque cuando estás adentro
erecto en la más puras de las formas
casi que no pienso
que a éste pedazo suelen entrarle con toda clase de asquerosidades punzantes
con la excusa de sanación

a veces hasta se las dejan sobre la mesa de luz y las tengo que tirar yo
(ni que fueran preservativos)
con el miedo ridículo de que alguien más pueda lastimarse

como si vos no pudieras lastimarte ahora
con mi manera insaciable de buscarte en el cuerpo
una yuxtaposición etérea con el mío
que te arroja a mi lado sin aliento
sin posibilidad de réplica
y seguramente con temor

estupideces convencionales
de quienes presuponen que el problema está mucho más arriba
pero ahí también han entrado
con barro y electrodos
y el umbral del dolor se difunde
en cada puñalada

a esta hora ya es cansancio, uno que no niego
de tantos años de cabalgar un enorme terreno
en el cuál hasta la más minúscula de las piedras se transforma en enemigo
por evadir a las montañas reales de la superación animal

mi amor, vos y yo jugamos
al entrelazamiento de nuestras partes
en una cuerda pagana de ocho miembros
que oscilan una jaula de la que generalmente quiero salir

si no lo viste en mis dedos ensangrentados, en lo que oculto debajo de las uñas
entonces no entendiste que hay días en los que me ahogo a propósito.

19.10.12

entonces me acordé de que en enero me preguntó por qué había alquilado este departamento
le dije que porque podía verse el cielo desde mi habitación

y me agarró del pelo y me obligó a mirar por la ventana.

18.10.12

que te llenen de agujas las piernas y te pasen electricidad básicamente es

que te llenen de agujas las piernas y te pasen electricidad

disrupción mode on
quiero un alma que no puedan arrojar al tacho de residuos patológicos.
o que mientras me cogía a ese insípido
mi abogado ya sabía dónde trabajás.

16.10.12

sleipnir, mi amor
tiene ocho patas, como nosotros

y después, odín
decís que no domesticás a la yegua.
y es que parecería que tu vida es tan poco importante
que le prestás atención a la mía

habiendo admitido que de vez en cuando miro
pero de pura voyeur
hasta me divierte.

"mi novio se va a comer una patada" se titula el disco que estoy escuchando esta semana. de corrido, sin shuffle.

ya está, ya sé que me quedan mal los novios, y que la paranoia sentimental era un objeto en desuso.

probablemente se la pegue.
creo que hoy se dio cuenta de que amo las razones para dársela.
eso me queda mejor.

15.10.12

aniquilaré a mi descendencia.


Viddy well, little brother. Viddy well. 

14.10.12


tantas, tantas cartas
adentro del cajón
los libros

mentiría si dijera que no te dediqué todos mis poemas
después de todo
todos ellos
tienen un poco de vos

j'ai tué ma mere
quizás también a victoria
se lo dije en la segunda sangre
lo que pasaría con la daga si me la enterraba de más
también se laceraría
dejaría caer lo que a ambas nos corre las venas
imbécil

de cualquier manera a ella le tocaba el pandemonio

ahí, donde arden todos los traidores
que se apellidan con tu nombre

y en la continuación de la estirpe, supe
era tiempo de arrancarnos los ojos
justo y necesario

hemos corrido por la casa
desquiciados
mordiéndonos
casi que comiéndonos entre nosotros-hermanos
peleándonos por tu amor

pero un día entrarás a ella
y estará vacía
si es que ya no sucedió antes

ah, corsario
creíste que dividiendo triunfarías
pero ahora vamos a estar solos

verás
todos tienen algo de vos
porque nunca fui al destierro con antígona

pero es cierto
hace un largo tiempo que no puedo verte
que no puedo hablarte
quizás así deba hacerse

asumiré mi posición de asesina
la única verdadera
pero también la de ciega y muda
y ya jamás pisaré tu casa
y permaneceré en el único lugar
en el que tus ojos-míos
no puedan encontrarnos

ahí donde me rompiste el corazón, papá.

12.10.12


- Tan difícil de satisfacer. – dijo Alter. Ego estaba en una suerte de consumación de risa, hambre, cigarrillo a medias y un Deseo de teletransportación a la casa de Alter que sopesara la estupidez que estaba diciendo. No es que Ego lo considerase un estúpido, es que Alter habla poco y piensa mucho. Alter y Ego piensan lo suficiente como para construir un castillo. A Ego le preocupan los sedimentos. Alter y los demás secuaces, todos ellos con características disimiles, evocan a que Ego simplemente fluya, a pesar de su contradictoria personalidad.
Ego está llamado a lidiar con la bipolaridad que le es característica, pero sobretodo con la represión de sus ideas, que se ponen constantemente en tela de juicio a la hora en la que Alter decide, sin necesidad de palabras intermediarias, abarcar a Ego con todos sus tentáculos, y comenzar con la libidinosa tarea de la reconstrucción del Pulpo.
Deseo. Ego piensa mucho en ello y es por esta razón que le aseguró a Alter que sus ideas se apaciguarían luego de poner en manifiesto la existencia del Pulpo, de volverla visible ante los demás, a pesar de la invisibilidad de la intimidad que ambos mantienen. Después de todo, Alter y Ego se regocijan hasta el cansancio, en todos sus esfuerzos por convertirse en una misma cosa, abogar por el molusco, concretarlo, y caer rendidos en dos mitades, cuyos tentáculos se transforman en dos cuerpos incompletos que se toman apenas unos segundos para descansar, decir alguna idiotez, y volver a intentar encastrarse.
Deseo. Alter piensa tanto en ello como Ego, si bien se preocupa por la satisfacción total de Ego. Alter no comprende que no es una cuestión de expectativas o de verdades irresolubles, simplemente Ego mantiene la facilidad de volver a sentirse estimulado, e intentar empezar de nuevo. Quizás Ego en sí mismo considera que sin la suplementariedad de Alter, su ángulo total no llega siquiera a los 90 grados, cuando su estima real es alcanzar ambos, los 180. Lo hacen. Deseo.
Alter se mantiene alejado la mayoría del tiempo, en el que Ego lo castiga con miradas fulminantes. Están jugando a una clandestinidad poco obvia, puesto que a Ego le es suficiente la cercanía de medio metro para poder oler a Alter y poner en funcionamiento el juego de las feromonas.
Es cierto, Ego está completamente afectado. Todo el juego está basado en una complicidad y reciprocidad que logra tentar a Alter, al punto en el que inevitablemente, no puede negarle a Ego volver a reptar sobre su cuerpo.
A veces se quedan pegados, porque Ego insiste en la necesidad de mantener al Pulpo erguido la mayor cantidad de tiempo posible, aún cuando la contextura de ambos flaquee y les tironee las tripas exigiéndoles horas de sueño que ellos no ceden.
Es cierto que Alter huele la necesidad de Ego de responder a sus afecciones. Es por esto que son cómplices, y que se encuentran en los sedimentos de aquel castillo que construyen o esperan construir, completamente entrelazados, rodeados de barro, en la espera por el cese de la lluvia inevitable, para dar por finalizada la tarea de colocación de las vigas de lo que, esperan prospere, aunque reconocen que tanto Alter como Ego, si bien Ego tiene una gran tendencia a la culpabilidad, puedan dar por finalizada la obra mucho antes de haber colocado el primer ladrillo. De cualquier manera se les volverá difícil mentir al respecto. Hasta ese momento han sentido, y mucho.
Por lo demás, el Pulpo se arrastra por los confines del terreno y les exige constantemente una atracción a la que no se niegan. No se puede pensar lo que no ha sido pensado, y Alter y Ego no han pensado, ni realizado la búsqueda arqueológica correspondiente para abarcar la explicación del movimiento que los llama a superar, pero con la fe suficiente de jamás dejar a Deseo afuera de la tríada que conforma al Pulpo.
Quizás Deseo, en primera instancia, los llamó a arrastrarse, con sus pobres tentáculos, a jugar al molusco perfecto. Quizás negaron durante largos meses la existencia de los tentáculos del otro, de esta manera jamás se verían tentados por Deseo. Pero lo hicieron. La arqueología de lo que están haciendo se remite al deseo.
Ahora bien, Alter y Ego no son siameses. Se convierten en ellos, para pensar en la unidad del Pulpo. De hecho, esa unidad es factible, y han podido atravesar bajo la forma del molusco la lluvia de los malos días. Lluvia que ya sin ser tormenta, promete acabarse pronto.
Por lo demás, Alter, Ego, Deseo, Pulpo, todos ellos juntos, son un desastre de fluidos que apenas si pueden hablar cuando se disgregan. O lo hacen, y lo hacen en pos de volver a hacerlo. Mantienen extrañas conversaciones cuando ven que el Pulpo está apagándose, finalizada la tarea de agredir sus cuerdas vocales.
A veces los tentáculos se comportan de extrañas maneras, y buscan alguna ventosa en el tentáculo del otro, para entrelazarse aún más. Es entonces que Deseo se pone de manifiesto, no considera un peligro la unión de las ventosas, más bien cree será próspero para la colocación de los ladrillos.
Pero por el momento, hay barro, lluvia, vigas, una dolorosa cantidad de profilácticos que detestan utilizar, pero que pronto quedarán enterrados bajo tierra. Y es así como Ego se arroja sobre la cama, mira a Alter con paciencia, aporta al rodeo de entrelazamiento, hasta que Alter ya no puede sostener sus visibles ataduras, ropas que impiden sentir a Ego apropiadamente prendido a su torso. Y luego, es quizás un tentáculo-pierna que decide despojarse también, y refregarse contra las ventosas de Alter.
Es entonces que ambos pronuncian las palabras más hermosas y a la vez las más promiscuas, porque saben que Deseo está colocado en la intención de prosperar la sublimación del acto. Cuando Alter y Ego se miran, sin vidrios de por medio, es que coinciden en que no existe nada mejor que hacer excepto escucharlo. Ya han activado todos los mecanismos pertinentes para lograr el encastre, y pueden sentirlo a través de las últimas ataduras que les quedan. Las que les recuerdan que son animales y mortales, a los que se les ha introyectado la vergüenza de la desnudez y el resguardo de sus partes más íntimas, que dejaron hace un tiempo de ser íntimas para ellos, o que prefieren pensar que intiman entre ellas, en otra pseudo-instancia de construcción del Pulpo, pero es una de las más valederas. Es la que lo concreta todo.
El momento final en el que Alter decide ingresar al cuerpo de Ego es uno de tensión, de duplicidad y picardía. Generalmente Ego adhiere su tentáculo-brazo a la espalda de Alter, no sólo para colaborar con la desafiante tarea, sino más bien para abrazarlo. Y si bien parecería que Ego se resiste, apenas un poco, a la mutilación que Alter le propone, bien sabe que en primera instancia, probablemente se le ocurrió a él. Y que no existe mutilación anatómicamente posible, cuando tienen muy presente, que sus partes entrelazadas no pueden significar otra cosa más que algo bello. Y los primeros deslices que realizan son extremadamente sutiles, pero implican un fin. Un fin para Deseo, que se la había pasado ocupándose de la ansiedad y la angustia. Es una suerte de poda a Deseo, que acaba por exacerbarlo aún más. Como a un árbol, con paciencia pero locuacidad, lo obliga a crecer hacia arriba, a adaptarse al medio que Alter, Ego y el Pulpo le proponen. Una forma para Deseo que no es para nada una molestia, sino un deleite. El atravesar lentamente las instancias de la tarea que se proponen, en la búsqueda casual de alguna ventosa del otro.
El pulpo es perfecto, puesto que a diferencia de otros, posee dos cabezas. Si bien ellas se las arreglan para poder entrelazarse también, reconocen que la unidad que componen física y espiritualmente, obliga a sus cabezas a conectarse, a mantener cierto artilugio, a preveer los roces y deslices del otro.
Es entonces que puede oírse el primer gemido de Ego, arrasado por la virilidad de Alter. No puede consigo mismo, puesto que el acto al que se ha encomendado, supone la entrega completa a Alter de sus tentáculos e ideas. Si bien Alter no puede oír más que lo que Ego le dice, han alcanzado un grado de simbiosis en el que pueden comprenderse apenas mirándose. Es entonces que separan sus cabezas, y se quedan unos segundos comprendiendo al cuerpo de otro, sin nunca abandonarlo, pero contrayendo las pupilas lo suficiente como para entender qué sucede. O dilatándolas, quizás, existen momentos en los que por accidente o intencionalidad, la luz permanece encedida.
Es por esta razón que ambos han decidido, en el trayecto de completarse, de expresar ante el otro, por pura recreación, lo que significa y resignifica el encastre. Ego se mantiene insistente con esta idea, puesto que a pesar de reconocer que probablemente deje de llover, y que se dispongan a colocar los ladrillos, nunca dejará a Deseo apagarse en términos de dejar de oír a Alter. De cualquier manera, sería apenas un oscurecimiento inocuo de Deseo, que supera la forma de ambos, y esperan que continúe haciéndolo. Aún cuando no son Pulpo, y se sienten incompletos, o desean arrastrarse para unir sus fluidos.
Es que Alter no puede sino disfrutar mediante Deseo el hecho de que Ego exprese su contento ante la afirmación de la unión. A veces es un simple jadeo entrecortado, tanto Alter como Ego disfrutan de apagar sus respiraciones. Anulan el oído por segundos para concentrarse en el calor de sus pieles, en la sangre corriendo. Es entonces que se ahogan, y deciden salir a superficie, para finalmente respirar. Cuando lo hacen, generalmente al unísono, el sonido que provocan es estrepitoso, y encienden a Deseo inclusive más.
Es entonces que Ego se gasta, a puras penas, por contener su respiración, y comienza a retorcerse por debajo, encima, o al costado de Alter con mayor resistencia. Parecería a simple vista que su cuerpo lo rechaza, y es tarea de Alter enfatizar aún más la mutilación. En estas instancias, dicha penetración mantiene características novedosas pero a la vez ya conocidas para ambos. Son un desastre de fluidos y lo saben, lo ponen de manifiesto. El corazón de Ego late a velocidades espeluznantes, y todos sus sentidos se potencian. La sangre que dentro suyo corre lo hace con aún mayor velocidad, y esto provoca el enrojecimiento de su cuerpo, notable sobretodo en sus labios, que a distancia de aún poder mantener la modulación o gesticulación de palabras, las transforma en gritos. Todo lo que tiene para decirle a Alter es un grito. En ese momento Alter sabe que Ego va a resistirse aún más, puesto que lo encierra con sus tentáculos al punto de sofocarlo. Pero Alter no opone resistencia, se encuentra a la ofensiva.
En la primera fiebre consumada de Ego, pueden notarse todas las características de satisfacción posibles, esas que Alter asume desconocer por momentos, pero que bien ha abarcado lo suficiente como para continuar. Deseo le provoca a Ego la necesidad de continuar, de reproducir los mecanismos de la primera de sus victorias, todas ellas cantadas, que probablemente sean dos o tres hasta que Alter las consume en sí mismo.
Alter, en un estado de adoración total a los tentáculos de Ego procede, sin un aviso previo más contundente que los decibeles de sus gritos, a finalmente buscar alcanzar una ventosa, eyacular violentamente. Es entonces que Ego, a duras penas, continúa moviéndose y rozándolo, pero por sobretodo, lo abraza nuevamente, para ofrecerle a Alter la seguridad de que no existe momento más hermoso que el que acaban de presenciar. Como si pudieran observarse, omniscientes, por fuera de la cama y de las sábanas, completamente destellantes, enamorados, completos, y es entonces cuando Deseo, por unos segundos, los amarra nuevamente y se queda perplejo ante la capacidad que tienen Alter y Ego de permanecer unidos, en un momento en el que cualquiera esperaría se separen. No quieren hacerlo, y generalmente no lo hacen.
Se besan como si estuvieran besándose por primeras veces, y se quieren en silencio puesto que es lo que mejor saben hacer. No existe instancia más poderosa en la que un tentáculo-brazo de Ego alcanza el borde de las sábanas y los cubre, entendiendo que las temperaturas de sus cuerpos y del Pulpo han comenzado a bajar, y que cualquiera de sus tentáculos-extremidades que queden separados del otro va a sufrir del frío, y de la soledad que implica desencastrarse.
Existe momento tal en que esta acción es inevitable, puesto que si bien Alter y Ego adoran profundamente la existencia del Pulpo, aún se conciben como entes corpóreos separados que pueden admirarse a la distancia de centímetros. Probablemente algún tentáculo o ventosa mantenga contacto directo con el otro, pero es más bien mediante los ojos, abiertos o cerrados, que se admiran desquiciadamente, con una paz que los recorre en su totalidad, que los lleva a buscar el abrigo del otro, y, eventualmente, permiten que Deseo se acerque lentamente a atacarlos. Pero no es lo que ellos consideran un ataque, sino la tentación de recomenzar el juego que han dispuesto continuar, aún mediante pausas, algunas más largas que otras.
Eventualmente duermen, y eventualmente se separan una cantidad considerable de metros. No obstante sus extremidades mantienen mediante Deseo la constante necesidad de acercar sus ventosas al otro. A veces pasan días, y eso los pone ansiosos. Pero a veces parecería que el viento no les provoca escalofríos, más bien los acaricia. Como ellos se acariciarían ahora, pensando en cómo se siente tenerse cerca, concretándolo. Es de las pocas grandes cosas que tienen. A pesar de pocas las adoran, jamás las subestiman, y le dan la bienvenida a aquellas que surgen, sorpresiva e instantáneamente. Y las abrazan en la oscuridad de la noche, la soledad de sus camas, las vicisitudes que los acontecen, siempre dibujando una tímida, pudorosa y sedienta sonrisa que decora sus rostros.
a veces siento
que el cuerpo se me desprende
justo cuando no deja de tironear
para hacerme caer

9.10.12

anhelado pulpo de dos cabezas
te pediría sueño
de necesitarlo
de sentirme completo en tu ausencia.
la mayoría de los días creo que
cuando te vas
te quedás pegado a la almohada.
será un amor adolescente

cae demasiado pronto en sed de sangre
doble
espejo de entrañas mutando
simbiósis

olvidar el orden de la ropa
arruinar la pared de la habitación
mirarme en tu boca
un poco menos yo, un poco más de esperma

fabricarle epígrafes a tus dibujos
para tres orgasmos por cada tuyo
desesperación por el encuentro
de la otra mano

que tus dedos revuelven tripas
(sin vecinos)

para preguntar por una canción
yo soy golden slumbers
vos decís que it won't be long

vestirse para desvestirse
las llagas no arden

para dormirse a la tarde pensando en el desayuno

preguntar y repetir
que todo te gusta

es un faro rodeado de niebla
que te quedes con todo, inclusive lo defectuoso
doble
es tener dos películas favoritas

clavame agujas en los ojos
ya no quiero ver

niños susurrando malas palabras (no nos tengo miedo)
y les escribo hasta caerme rendida,


será un amor para dejar de fumar encendiendo un cigarrillo.

7.10.12

ten decisions shape your life
you'll be aware of five about
seven ways to go through school
either you're noticed or left out
seven ways to get ahead
seven reasons to drop out
when i said 'i can see me in your eyes'
you said 'i can see you in my bed'
that's not just friendship, that's romance too
you like music we can dance to

sit me down
shut me up
i'll calm down
and i'll get along with you

there is a time when we all fail
some people take it pretty well
some take it all out on themselves
oh, everybody plays te game
and if you don't you're called insane

don't, don't, don't, don't, it's not safe no more
i've got to see you one more time
that's when you were born: 1984

sit me down
shut me up
i'll calm down
and i'll get along with you

everybody was well dressed
and everybody was a mess
six things without fail you must do
so that your woman loves just you
oh, all the girls played mental games
and all the guys were dressed the same

why not try it all, if you only remember it once

sit me down
shut me up
i'll calm down
and i'll get along with you

6.10.12

uno de cada

1.

estás dormido
pero hablás, gemís y te movés, te hacés
el despierto

pero cuando estás despierto, sos el choque de trenes

tenés un ojo verde

y temblás como infiel reflejo del río

me gusta volcarte agua encima, es eso

desataste los
mil demonios
yo no
suelo decir eso

mucho menos pensarlo todo el día

pero cuando vuelvo a casa
y me saco la ropa

como cuando volvía a casa
y quería cambiarme
cambiarme por algo mejor

tu pecho es el reposo
el descanso

hace un par de noches te leí que
lo único que quería chuparle una prostituta al cliente era el corazón
yo quiero
yo quiero lamerte

mientras acaricio el tiempo
con la yema de los dedos
creyendo que no se escurre
abrazando la idea del eventual
abandono

tu cuerpo es un templo
yo me comporto como quien es devoto

me gusta volcarte agua encima, es eso
y lamértela.

2.

separamos las camas
trágico

no querrás saber cómo tengo la espalda

es como
raro
verte lejos
siendo que estás a dos metros

pero todavía puedo erguirme
y caminar cinco pasos
como esos a los que les estalla el corazón

así hay un ojo verde
y tres marrones abiertos.

3.

se me está desdibujando la ciudad
no tengo nada mejor para decir

hay una mujer a la que yo no quiero
algún día se le va a caer la careta
y tendré que barrer los pedazos

justo antes de reírme

sos, sos injusto

y se viene a quejar quien te dejó parado en el medio de la calle

por decir tanta cantidad de mentiras
sin ganas de enfrentarse a ninguna

ni de dormir con alguien que no fuera él

parece que lo que hay que hacer
después del cine
y de la cena
es siempre coger

y eso me está cansando un poco

vos sabés lo que es, igual
el perdón

y yo no entiendo qué hace un adúltero quejándose de otro

pero te dije
que mi amor es un engaño
que me gustan las mujeres
y las papas fritas;

porque me gustan las mujeres y las papas fritas.

4.

estás tan duro
creo haberme teñido el pelo la semana pasada
pero fue hace mucho más

tampoco es tanto el frío
a veces, nos olvidamos de lo que prometemos

portarse mal es… tan normal

y el vacío es un espacio común a las tres de la mañana

a las siete, inmaculado debajo del marco de la puerta
erguido
donde tantos dejaron caer la taza

el amor es un desastre de fluidos
y no queda mucho más por hacer
excepto el silencio.

5.

sabés yo
estoy con esa maldita costumbre
de recostarme sobre los objetos

y pensarte atrás mío

yo me excedo
como la última noche

por suerte no te prometí nada, sabés yo
no cumplo

pero cada vez que mirás por la ventanilla es lanús
depende del lado que te dormís lo que te duele
nunca te cortás las uñas

y hoy me estoy quemando.

6.

no puedo seguir así
y no creo que siga
intentando buscar la forma de sostener mi cabeza
de meterla en algún lado similar a un agujero, en el que seguramente no quepa

sólo para poder usar la famosa frase
porque es verdad,
“no sé dónde meterme”

igual intenté, eh
con todas mis fuerzas, las que
puedo tener ahora

y lo intento, en el silencio
en el silencio

no te digo esto y lo escribo
y lo intenté porque uno elige
uno elige casi todo.

7.

esa canción que escuchabas ayer
me está sonando como una patada
como los dientes de un perro

yo no sé si es que le temo más a eso que existe

pero el miedo es un campo minado

y vengo usando las palabras que usa un suicida
yo, me, mío

eso que existe va a llegar eventualmente
porque las mentiras… matan

amarte no es algo que…
no estoy en condiciones de decírtelo

pero tenías que ser tan jodido

me gustaría que hablar fuera como
amacarse
o atarse los cordones
y la mayoría de la gente no
aprende a hacer eso, lo
lo sabe


8.

la espera me está carcomiendo
es el miedo

cuando todo lo que podría decir es tan sencillo
tener que
¿conformarme?... con escribírtelo
es casi peor, tanto peor

que esperarte a las 3 de la mañana
con el corazón en una mano
y el cenicero en la otra.

9.

concordia a esta hora
está insoportable
el sol en invierno calienta poco
y a las 6 de la tarde
creo que puedo olerme los huesos

estoy un poco cansada de pelear

aunque no hubo momento en el que esto no fuera una guerra

es tan curioso
el lugar en el que queda el campo batalla

¿sabés?
no puedo dormir ahí
ni dormiré

porque probablemente temía por esto, y esto existe
en el buenos días
en el llegar a casa
en lo poco que calienta el sol en invierno

y ya nada puede cambiarme tanto
como lo que deja de existir

y es lo que hay.

10.

devolvió-me-la
soberanía de mi cuerpo
bésome
vos no lo hacías tan seguido

díjome
qué-te-parece-julieta-si:
(en condicional, para y qué)
dejamos de pelotudear un poco

y yo pensé
que eso es lo que le pasa cuando le das flores a nadie
o a alguien

se le seca la boca

setenta y cinco por ciento de nada
y un veinticinco de gracias

acariciándo-me la cabeza
y reitero

tengo en la lengua
otra lengua
y tengo en el pecho
otros dientes
tengo saliva que sabe
distinta
a la tuya
las uñas clavadas
cortas

tengo el vidrio empañado,
los ojos encandilados

y a un tipo en el asiento de atrás
acariciándo-me los hombros
la cabeza pegada
y me duele adentro

me duele como cuando pasa el tiempo
y uno se desacostumbra.

11.

en el momento en el que me volví volátil
nada de lo que podía decirte era más que humo

yo no sé por qué se me traban los dedos

pero intento armarte y desarmarte de nuevo
como ese que le gusta a él

mirá, la verdad es que
tiene los dos ojos verdes
fuma marihuana y sabe bailar

te lo digo así, despacito
porque es difícil encontrar a alguien
que tenga uno de cada

y es difícil relamerse en agosto

pero ese día te dije (y ya hacen varios)

que febrero queda lejos
y que cada vez que abren la puerta del ascensor pierdo coronarias.

12.

no logro
reconciliarme
con el espesor de las cosas

te conté al oído media hora de suplicios
con toda la desesperanza del mundo, con
el resignarse por completo a una vida
de encerrarte con los huesos, de
reventarte y hacerte sangrar con
la más dulce de las caricias

yo no tengo paz
y no tengo nombre

no tengo ganas de absorber
tanta sed

hay cosas verdaderas
pero no iba a cambiar lo que no cambiamos nosotros
el deseo irreverente de ser libres al costo de rompernos la cabeza.

13.

entiendo los fósforos usados
con la cabeza rota, negra, sucia

el punto en el que la gravedad vence las olas

el río en concordia crece y se devora la casa de todos

la gente se quiere, y deja de quererse
por las mismas razones

en la guerra vale todo
excepto rendirse sin haber peleado

entiendo las cicatrices, todas mías
creyendo que puedo cambiar tanto
como para cambiarte a vos
como para quererte en serio
como para quererme a mí

pero no me pidas más
que entienda esto
ni que te entienda
porque la gente se lastima

y los dedos se te llenan de espinas
los ojos se te minan de esquirlas
y querés creer que vas a pararte porque
morir tirado
es una tentación para la carroña.

14.

lo que soy sin vos es
una serie de desgracias inconmesurables
de dolores acumulables

soy un sábado a la
noche tarde madrugada
tragándome las lágrimas
buscando
una razón una pija una charla
trazar una diagonal
entre las cosas que existen
una película un cataclismo
un barco a la deriva sin bote salvavidas
un deseo de aprender
las cosas para las que ya estoy grande
y rodrigo dijo ayer:
no esperes estar distinto

no desesperes estar instinto.

15.

ayer está raro

te pregunté, finalmente, si podías dibujar al infierno
me dijiste que sí
porque puede ser un jardín lleno de flores o una pelota

hace tiempo que no estoy sola en casa y
hace tiempo que estoy tan sola, ¿cómo te explico?

estoy prendida a todas las ventanillas que encuentro y lloro
sin saber bien qué me duele
ahora que entiendo, supongo
que solemos brindar por los que no saben

nosotros nos revolvemos dentro de mi estómago
además, el mundo es un lugar abstinente

ayer está raro
y el gato se te sentó encima
recordó lo que eran tus manos
yo… las sentí en los homóplatos
volví a creer en mi casa

una casa que dejo, en breve
a merced de alguien que pueda cuidarla mejor
yo… yo no pude cuidarme mejor,
y si bien te quiero así de sucio y despeinado

no es que… el olfato “olvide”, es que

creemos que podemos olvidarnos
de mi casa, de la brevedad
de… aquellos que nos cuidan
de que no sabemos cuidarnos
y de querernos, sucios y despeinados.

16.

podés hablar por ayer
por hoy
por la semana que viene
y probablemente en un tiempo hables por años

pero no podés hablar para siempre.

17.

y si me arranco una costilla y te la doy, pensarás
estoy exagerando

pero despertarse a la mañana y saber
todo lo que yo sé ahora es
corrosivo
es
asesino

entonces
si me arranco una costilla y te la doy, pensarás
es lógico

bastante más sincero que tener
el cuerpo guardado
inmóvil-inútil
sin poder dárselo a nadie

y con los dedos bordeándola
queriendo extirparla.

18.

como si estuviera subiendo con la puta piedra
rompiéndome la espalda

alcanzo la cima y no hay nada

digo entonces
para qué hice todo esto,
ni siquiera preguntándomelo
¿para qué hice todo esto?

tengo a un tipo dormido,
¡tengo a un tipo dormido en la cama!

en el costado de la cama en el que suelo dormir yo
y me digo
para qué carajo se quedó
para qué hice todo esto

hace tiempo que no puedo dormir con nadie
que los agujereo con la mirada
hasta que me canso, de mis ojos, claro
de los suyos ya, claramente me cansé

si viene alguien algún día
a reclamarme
que mis ojos son iguales
me parecerá justo

entendeme, la heterocromía
le pasa a pocos
si no sos perro ni gato ni caballo
más bien si sos hombre

entonces te digo
no puedo
llevo
100 días dibujando

julieta, podías
cuantificar
casi todas las cosas que te rodeaban

podías meterlas en una estadística ridícula
paranoíca
hipocondríaca
pero porque creo en el amor, des-creo de todo lo demás

julieta, conociste a una persona
cuyos ojos reflejaban
lo que queríamos todos en el fondo:
ser dos al mismo tiempo
dos en uno
e inclusive tres

te dijeron hace un tiempo, julieta
que eras tres
y yo creía que no
que era imposible
que dónde estaba la otra

y es la que narra.

5.10.12

Para Laura:


el libro que escribí es una mierda. pero a eso lo sé antes de que se te ocurra decirlo, o siquiera darte cuenta. y no planté árboles. tampoco tuve hijos.

Desinfectate (de por qué las películas tienden a explicarme mejor de lo que intento)


Es curioso. A veces las películas pueden explicar mejor que yo por qué hace cuatro años me miro atentamente el antebrazo izquierdo, y pienso en un espiral. En el corte sagital de la caparazón de un Hélix Aspersa, dibujado según las fórmulas de Fibonacci, gris. Con muchos, muchísimos giros de espiral dentro, y hacia el final, donde solía vivir el caracol, una enorme abertura, que de a entender la muerte. El fin de la historia. Pero a su vez, que cada giro, sea una nueva síntesis, tesis del momento anterior. El año pasado en Mar del Plata, las cosas estaban mal. Tan mal que casi no salí del hotel. Mar del Plata estuvo mal en general, ni papá ni yo podíamos recuperarnos de la muerte de Pablo. Estábamos en Mar del Plata en una suerte de oda a Pablo. Y se sentía oscuro, pensé que ni Leandro ni yo realmente teníamos que estar ahí, sino Pablo. Pero hace más de un año de eso, y Pablo se habría puesto contento de que estuviéramos ahí, como cuando me regaló su entrada para Paul. Dijo “quiero que estés ahí, Julieta”. Y así fue. Y después, como después de cada recital, nos comimos una pizza gigante. Hey, Pablo, te extraño. Cuando me haga el tatuaje, tu muerte será de las líneas más dolorosas de mi vida. Papá siempre dice que tendría que haber estado ahí en vez de vos. Te moriste el día de su cumpleaños. Y yo ya no me acuerdo qué hice ese día este año, pero fue un día triste.
Mar del Plata fue horroroso. Pero la cama del hotel era cómoda. Y el televisor tenía I.Sat. Y cuando papá me preguntó qué quería de regalo, le pedí que me llevase a una librería, que me dejara internarme en algún café en Mar del Plata. Y lo hice, y escribí un poco, pero una noche en particular, estábamos en un restaurant, cenando. Era el cumpleaños de alguien más. Como cuando en Friday’s es el cumpleaños de alguien y todos cantan. En el medio de ese sonido ensordecedor de personas felices, le dije a papá por primera vez que ya no le veía el sentido a seguir viviendo. Aufhebung. Afuera del espiral. Adiós. Ya no quiero hacerlo. Y Leandro me miró decepcionado. Y papá, tan desenfocado, simplemente dijo algo así como que yo iba a vivir, sólo porque él quería. Progénesis. Es lógico. Un padre adolescente, y una adolescente a la que se le exige ser un adulto. Nadie quiere deshacerse realmente del producto de su creación. Entonces otra tarde discutimos tanto acerca de lo mucho que me molestaba ser parte de una suerte de observatorio psiquiátrico, con la obligación de tener que verlo cada dos semanas y hablar constantemente, que le grité en medio del almuerzo lo mucho que me hartaba su cronograma vital. La forma en la que todo tiene que estar planeado. Entonces me levanté de la mesa, me fui caminando hasta el hotel, prendí un pucho en el camino, me tomé como 2 mg de clonazepam y me quedé dormida. Cuando me desperté ya era de noche, y prendí la tele, y estaban dando Half Nelson. Tenía ganas de fumar, pero me quedé escuchando exactamente esto:

Change moves in spirals, not circles. For example, the sun goes up and then it goes down. But everytime that happens, what do you get? You get a new day. You get a new one. When you breathe, you inhale and you exhale, but every single time that you do that you're a little bit different then the one before. We're always changing. And its important to know that there are some changes you can't control and that there are others you can. 

A Dan explicándole a sus alumnos la dialéctica. Y cuando volvieron del partido, el mundial de básquet ya había terminado. Papá dijo que fue Pablo el que anotó el triple en el último segundo, y lloramos los tres.
El cambio se mueve en espirales, y no en círculos. Por esta razón, generalmente los gráficos que se utilizan para explicar la dialéctica son erróneos. Las vueltas no anulan las anteriores. Las antítesis también son abarcativas. Las síntesis, desde ya. Pero mi forma de pensarla, y la de Dan, y asumo que la de Hegel, está relacionada con un movimiento que abarca siempre todas las partes de los anteriores, sus negaciones, sus superaciones. Y siempre estamos parados ante un nuevo devenir, ante una nueva forma que puede negarse a sí misma, para volver a afirmarse en algo diferente. Esperamos, siempre, en algo mejor. ¿El fin de la historia? El fin de la historia queda a la salida de la caparazón. La evolución no hizo a los Hélix idiotas. Son de los moluscos más agradables que existen. Se enrollan a sí mismos, protegiéndose de peligros externos, sobretodo cuando tienen miedo o van a dormir. Crié un par, a pesar del disgusto de mi madre. Y Pablo no estaba fuera de la caparazón, siquiera al final de ella. Pablo es una línea más, que duele muchísimo. Todos los días nos acostamos a dormir pensando en algo. Trivialidades, estupideces, sexo, cambiar el mundo, girar con el universo. Entonces el último día fuimos al puerto, y yo ya no encontré esa pared a la que quería sacarle una foto, una pared que decía “Viva la lucha de” (…). Pero ese día en el puerto abracé a papá, asumiendo que los giros iban a dejarnos en lugares inimaginables, lo hicieron, lo harán. Siempre lo hacen. Inclusive mi muerte es parte del giro. El movimiento histórico. Al fin y al cabo, sólo soy una partícula muy pequeña en el universo. Pero hay cambios que controlamos y otros que no. Y cuando deliré con Julián acerca de mezclar una suerte de hegelianismo con el karma, Dan lo explicó perfectamente. Siempre lo que des, volverá, bajo cualquier forma. Hay cosas inmanejables. De esas debemos aprender. A Pablo lo extrañamos todos. Pero su sonrisa dejó algo maravilloso. Gira.

Y un par de fines de semana después, nos tiramos en el futón del living de papá con él, Victoria, Vilma y Sofía, que todavía eran uno, a escuchar esto:

3.10.12


Si pensás en algo mejor, chiflá. Se me acalambró un pie, estuvo un rato así. Estuve pensando mucho acerca del funcionamiento de mi cuerpo. Acerca de cómo pasé siete, ocho meses, con una molestia en la pierna que a veces no me permitía caminar. El matadero a veces se volvía un agujero del que ni siquiera podía levantarme. Ella, altísima, se paseaba por la casa. Alimentaba al gato, al perro. Me reprochaba la suciedad de los vidrios. Los primeros tres días en cama me dijeron algo.
Que algo en El Matadero estaba mal. Que quizás se hundía mucho, ya tenía tres años en ese momento. Que quizás la espuma no es una buena elección para colchones, aunque tenga alta densidad. Tal vez lo mejor hubieran sido resortes, pero supe que con el tiempo también se arruinaban. Debe ser que es cierto que el colchón se cambia cada tres años, que se da vuelta una vez por semana.
Lo que sí es cierto es que no se puede vivir en la cama. Creo que eso acelera cualquier tipo de proceso de destruir un colchón. Por eso, cuando buscaba un colchón para ponerle a El Matadero, mucho antes de que pudiera convertise en tal, leía toda una serie de preguntas en Internet, que hacían personas enfermas, acerca de qué tan resistentes eran los colchones. En aquel momento, nunca había pensado en la cantidad de horas que pasaría ahí. Hasta que hubo Internet leímos. Ella manoteó Cien Años de Soledad. Quizás le funcionó, ahora es madre. Sin embargo yo, me enrosqué con Dostoyevski. Miré todas las películas que me pasó María. A veces se quedaba a dormir en mi colchón viejo, pedíamos en La Fábrica de Pizzas. Recuerdo cuando teníamos que comer sobre las cajas de la mudanza, porque todavía no tenía mesas ni sillas. Admito que a veces comía sobre libros.
La mañana que fui a buscar a Corso había sol, todavía era Febrero. Ocho de febrero. Nicolás estaba en casa, me acompañó a elegirlo. Cuando estábamos ahí, todos los gatitos chiquitos, de apenas dos o tres meses, se movían con pereza. Estaban como en una suerte de exhibición sobre papel de diario, en una casa que olía mal. A veces paso por ahí, por Malabia, sobretodo cuando Julián vivía acá, y siento ese mismo olor. Pero Corso era más alto, estaba estirado, no paraba de moverse. No me atraía que fuera blanco y negro. Yo quería un gato naranja. Me preocupaban todos esos gatitos, pero al menos sabía que no tenían ni frío, ni calor, ni hambre. Que estaban desparasitados, que ya sabían usar las piedras. Todavía no me dolía la espalda, y tenía una pila de libros, libros míos, que hoy están en tantas bibliotecas, en tantas casas. A veces me sorprende el alcance que han tenido.
Pero, al fin y al cabo, titubeando, Corso se me acercó y se metió dentro de mi bolso, como queriendo irse. En ese preciso instante, lo amé. Lo amé completamente. Amé el nombre que le había elegido, y amé el hecho de que fuera un gato. Así me había imaginado, como el resto de mis días en Buenos Aires, abrazando a un pequeño gatito, cantándole canciones, dándole de comer.
Caminamos una suerte de quince cuadras, él miraba para todas partes. Siempre mantuve la mano dentro del bolso, con miedo de que pudiera escaparse, intentanto esquivar las avenidas de Palermo, el ruido. Recuerdo que primero dejé el bolso en el piso, y él salió solo. Olió la totalidad de la casa, que apenas si muebles tenía. Ella todavía no estaba. A partir de entonces, nos la pasamos mirando películas y leyendo, siempre mantuvo una enorme curiosidad por lo que miro o leo.
El lunes es su cumpleaños. Es el cumpleaños que al menos le inventé, después de tantas opiniones veterinarias. Creemos que al momento en el que llegó a casa tenía cuatro meses. Era completamente tierno, y dulce, y a veces se perdía, aparecía debajo del horno, o adentro del placard.
Cuando llegó ella, creo que lo quiso, creo que lo quiso mucho. Siempre despertándonos a las 8 de la mañana, con hambre. Siempre tan atento a las visitas, a veces durmiendo con ellos, en mi colchón viejo o en El Matadero. Quería mucho a Marcos y a María, y su primer amigo en el mundo fue Nicolás. Le había hecho un juguete con una chapita de cerveza y un hilo que encontró, de alguna noche en la que nos habremos drogado demasiado como para recordar exactamente qué pasó.
En aquel momento, mi departamento de Salguero era un lugar por el que entraba el sol. Es cierto que aún no tenía cortinas, que mamá no había llegado. Pero Salguero se sentía bien, era el espacio en el que yo iba a plantear, lo que pensé sería el resto de mi vida, pero por suerte únicamente duró dos años.
Cuando empezó a dolerme la espalda, casi no lo podía alzar. Me costaba ir a los cumpleaños, y detestaba los viajes en colectivo. A pesar de eso me recuperé, y empecé a trabajar. Pensaba todo el tiempo en continuar llenando de muebles la casa.
Pero ella se fue, a parir sus cientos de hijos. Corso y yo nos quedamos solos, luego de tener unos cuantos padres adoptivos. Creo que en algún punto también estaban adoptándome a mí, a mi sonrisa insulsa, a mi mal humor luego de salir de clase, a la desesperación, pero sobretodo, a la ninfomanía.
Digo a veces, nunca podría nadie convertirse en mi pareja si al menos no me vió vomitar una vez. Si no tuvo que sostenerme el pelo para hacerlo. Si no tuvo que soportarme, a puertas cerradas, refregándome contra el piso del baño, pidiendo por favor que el dolor pare.
Pero así fue con la espalda, con el sostén de mi cuerpo. Pensé muchas veces que por qué los pollos tenían huesos. Es una complicación a la hora de comerlos. Hasta me da asco tener que despedazarlos. Por eso casi no cocino carne, y en un momento dejé de comerla. Cuando Corso llegó a casa, sentí que cualquiera de los animales que podría estar masticándome eran como él. Así de tiernos y suaves, con tantos sentimientos. Con celos, con enojos, con sueño, que dormían plácidamente durante horas, y que algunos días, en los que no puedo conmigo misma, se habrían acercado lentamente a mi lado, a acariciarme con la patita, y maullar. Maullar para que despierte, me levante, ponga en funcionamiento la casa.
Creo que en estos años, lo que más hice fue buscarle un padre. O buscármelo a mí. Finalmente alguien que nos cuide a los dos. A él, que es lo más cercano a un hijo que puedo tener y tendré en este momento. Que espero se muera para ese entonces. Que yo tenga otros a quienes cuidar, que no tenga que reemplazarlo por otro gato. Me hiere profundamente el hecho de saber que se va a morir mucho antes que yo. Que en algo así como diez años algún día lo voy a encontrar enroscado en sí mismo, tieso, pero su rosa pancita, tan suave, ya no se va a estirar. No va a subir y bajar, no va a estar respirando. A veces me quedo unos segundos observándolo por eso.
El otro día le pregunté a Fede qué ibamos a hacer el día que el gato se muera. No supo responderme. Y me dolió, porque tal como a un padre, espero que mi escritor contemporáneo favorito, mi mejor amigo, tenga todas las respuestas del mundo. Pero ya hace tiempo asumió que no. Basil, casi la única persona que necesito abrazar constantemente.
El oficio de ser escritor demanda estas cuestiones. Una vida que vivir, porque es una vida que contar. Una vida para llenar la pared de papelitos de colores.
El comportamiento de mi cuerpo me resulta completamente extraño. Quizás es, porque de repente, comencé a animarme a vencer la hipertrofia que me quedó de la operación, de tantas horas en la cama. Cuando salía con Juan, y ya hace un año, una vez le pregunté qué pensó que sentiría si un médico le dijera que ya no iba a poder subirse a una montaña rusa, andar a caballo, levantar cosas pesadas, sentarse en mala posición, y lo más importante, ya no tener relaciones arriba de la otra persona. Juan me dijo que se volvería loco.
Al cabo de este año y medio, me hicieron una docena de resonancias magnéticas. Esos días siempre tengo frío, y el gadolinio da ganas de vomitar. Los técnicos siempre preguntan, qué me pasó o qué me pasa. A mí me gustaría preguntarles, qué me va a pasar. Radiólogos, técnicos en diagnóstico en imágenes, médicos clínicos, traumatólogos a secas, traumatólogos especialistas en columna, traumatólogos especialistas en rodilla, kinesiólogos, reflexólogos, digitopunturistas, ginecólogos, endocrinólogos, neurólogos, neurocirujanos, cirujanos, psiquiatras, psicólogos, dermatólogos, gastroenterólogos, enfermeros, nutricionistas, resonancias magnéticas, punciones lumbares, punciones de tiroides, infiltraciones nerviosas, como cincuenta diclofenac inyectables, como ochenta pastillas de diclofenaco, miorrelajantes, anestésicos no esteroideos, anestésicos esteróideos, opiáceos, radiografías, electrocardiogramas, electroencefalogramas, suero, reeducación postural, rehabilitación, internación psiquiátrica ambulatoria, certificados médicos, rivotril, escitalopram, anticonceptivas, biopsias, natación, pilates, bisturíes, ecografías, exámenes neurocognitivos, sedantes, ondas electromagnéticas. Corset, aprender a caminar agarrándome de las paredes, cortes de pelo, esguince de tobillo, rotura y descolocación de cúbito y radio, dolores en el pecho, leve pérdida de la memoria anterógrada, trastornos de ansiedad, tricotilomanía, calambres, seis análisis de hiv en los últimos tres años, un monstruo creciéndome en las paredes del útero, que por suerte lograron extirpar. Perder la sensibilidad en el muslo, cargar con una cicatriz de quince centímetros. Autoflagelación eventual, trastornos obsesivo compulsivos, insulinorresistencia, fobia a las estructuras de hierro.
A veces me pregunto qué se sentirá decirle a alguien todo el tiempo. Preguntarle cómo hace para caminar, o sentarse, o mantenerse erguida. Si le gusta o no recostarse sobre una camilla sabiendo exactamente lo que va a suceder. A veces me preguntan si me duele. Generalmente digo que no, pero es mentira.
Hace unos días él me preguntó si dolía, pero le dije que no. Quizás también sea mentira. Quizás en este momento no pueda concebirme como una persona habilitada para recibir cariño u amor por parte del otro. A veces se queda acariciándome la espalda y me da escalofríos. Recuerdo que alguna vez ahí, donde sentía, sentía. Y le busco la yema de los dedos con la mano, y se la aprieto fuerte. Me digo a mí misma, Julieta, esto era lo que querías. Y hay días en los que se siente bien. Si pensás en algo mejor, chiflá. Pero yo sé que en el fondo lo mejor de esa excusa será volver a tenerlo adentro. Y se siente bien.

2.10.12


seguí pensando así, que me encanta
qué linda que te queda la ropa (en el piso)
antes de dormir
busco incansablemente sobre la almohada algún trazo de tu olor
pero vos no te olés

así parecería
que mi cama siempre nos queda enorme
porque nunca logramos terminar de despegarnos

aunque suceda
te llevás puesta la necesidad de mí
como yo me quedo rendida en el colchón
mirando al vacío restante
porque no puedo alcanzarte la mano

todos los días el hasta mañana
de que por suerte exista mañana

y encontrarte en algún desierto pasillo
que nos haga eco.

etanol
excipientes
entrando y saliendo con libre albedrío

te mordí, nada más
despacito

como si de la otra noche no quedara rastro

como si tu pecho hoy fuese un trozo de carne virgen
sobre el cual volver a pasar los dientes

los gritos y el humo
socavándote la voz
volviéndola inútil a cualquier gesticulación no correspondida

al éxtasis de las horas
de los labios deshidratados
reconstruyendo el mapa de una contextura

susurrándome el pecho
desde la espalda

demonizando los indomables días
en los que no puedo acariciarte.