14.3.11

y justo en el punto cúlmine del idilio
me bajé del taxi corriendo
me quedé relamiendo ese sabor
mientras me resistía a la rutina que nos condena
(a los dos, eso está claro)
con un beso tuyo
o dos
o el millón que nos dimos hoy porque parece que estábamos de arte
sin dormir
con miedo
y con un dolor que no termino de comprender pero que tampoco tengo ganas de que exista

sabés
la intemperie es un lugar
que atravieso mejor
sola
los campos minados también
eso es un regalo

y mi casa en realidad es
una casa más chiquita, con las ventanas tapiadas
y una puerta diminuta
por la que te dejo pasar
primero con un ojo
y después con el otro.