9.5.10

sangre, deux

hay una cosa
que es hasta lamentable

cuando me clavás las garras en el pecho
cuando me das con lo mejor que tenés
(que es lo peor que yo tengo)

cuando tus uñas me están abriendo agujeros
(y cómo te gusta llenarme de tierra los ojos)

entonces la sangre que brota de mí
es, justamente,
la que está saliendo de tus dedos, hermana.
La diferencia radical entre nosotros dos es que yo pienso en vos con ternura, con dolor, hasta con culpa. Vos sos un completo desquiciado.