31.5.10

para continuar con la metáfora

el pinball es como el pogo
en un recital
de una banda que te gustaba

(y yo me la paso chocándome con la gente)

30.5.10

escuchá esto

La música es mi radar. Tenían razón. Yo no entendía nada, pero la música era mi radar. Me acuerdo de mi vieja diciéndome que lo que escuchaba era música de protesta. Yo no le contestaba, pero era mi radar. Y así, así se fue yendo todo un poco al carajo.
Ahora escucho banditas nuevas, porque estoy cansada de decir que lo viejo es mejor.
Ahora me siento en el sillón de casa y me convenzo a mí misma que lo nuevo es mejor. Mentira. Lo nuevo es ese riff de mierda que se repite todo el disco.

27.5.10

no hay
como el sonido
del sonido
del sonido
del sonido
del sonido

y en la esperanza del horizonte entero, o de la fuga de los invitados, quiero que, quiero que seas vos.

25.5.10

siniestro delirio amar una sombra

la sombra no muere.



la sombra no muere.



A.P.

20.5.10

no sé, a ver, no sé si es que piensan que escriben bien o qué carajo.

entonces me cito a mí misma y digo:

LA DIFERENCIA ENTRE HABERLA PASADO MAL Y HABERLA TENIDO FÁCIL ES LA IDONEIDAD, LAS HERRAMIENTAS.

crezcan.
CREZCAN.

y después, después les hago el té y demás.
GRACIAS.
no sé, a ver, no sé si es que piensan que escriben bien o qué carajo.

entonces me cito a mí misma y digo:

LA DIFERENCIA ENTRE HABERLA PASADO MAL Y HABERLA TENIDO FÁCIL ES LA IDONEIDAD, LAS HERRAMIENTAS.

crezcan.
CREZCAN.

y después, después les hago el té y demás.
GRACIAS.

nacé de una vez por todas

hay una

línea

(que)

trazo

d

e

b

a

j

o – de

cada cosa

(cosita)

que escribo

y ese es el pie

-el pie-

que te

d

o

y

para que sigas vos.

-

des vestiduras

Una madrugada, eso, nada más. Un vaso semi-lleno, que habré manoteado dos o tres veces para convencerme. Una banda que me gusta de fondo, pero tampoco esa, canciones que me inyectaron en los oídos cual virus letal, como pensar que después lo que queda es contar los días. Los días restantes.

Tengo algo en el pecho, que no sé qué es. No me duele, porque ni siquiera te quiero. No me duele, porque ni siquiera te estimo. Sólo intento repasar cada cosa que te dije, para ver si ahí está el error. El flagelo debo ser yo.

Que me quiero casar con, pero estoy casada con el mar. No se puede. Una vez que saliste de la caverna, jamás, jamás olvidarás lo que fue haber visto el sol. Ni siquiera intentándolo. Entonces, ¿cómo sigo? Me ensucio más y más las manos mientras espero estar sentada a la mesa con tu sonrisa a mi lado, dibujadita ahí, sobre las servilletas de papel.

El tema es que si alguna vez me dejás pasar, voy a llenarte de tierra. Las cosas que hago, que ni siquiera te cuento. Como si quisiera demostrarte que no soy parte de todo esto. A veces quiero llegar a mi casa, sacarme la ropa y cambiarme. Cambiarme por algo mejor.

17.5.10

mi disco favorito

- Pero te digo que las mujeres somos sanguinarias.
- Puede ser, pero la naturaleza no es la iglesia de satán.
- ¿Y acaso las hormonas no se comportan satánicamente?
- Pero es el instinto, la naturaleza es lo más bueno que existe.
- Las mayores atrocidades ocurren a nivel natural.
- Sí, pero la naturaleza es una fuente de vida, oxígeno, agua, solcito.
- No sé...
- Pero también te obliga a comprarte un abrigo cuando hace frío.
- Eh... en circunstancias naturales no comprás, fabricás con tus propias manos.
- Comprar refiriéndome a ver un saco que te guste en una vidriera y pagar por eso o matar a un animal.
- Es el capitalismo. Pero imaginate a toda ese cataclismo hormonal... unido.
- Tenés razón. Pero sería algo genial de ver.

14.5.10

plástico

El tema es éste: haber alcanzado cierto grado de mutualismo puede llegar a perjudicarnos. Lo sé porque a pesar de todo seguimos hablando como si adentro mío no pasara nada, y vos no tuvieras ese relojito insulso que posee un tictacteo bastante infernal y que denota que por tus venas sólo está corriendo algo sintético.

¿La verdad?, me quemaste completamente. Me convertiste en una persona horrible, justamente, sintética. Pan, circo, tener que escribir en prozac.

Yo te reconozco las cosas buenas, las que hacés por mí, las que etcétera. Pero sinceramente, ya no siento que ahí adentro haya algo que valga la pena. Quizás nunca lo hubo y yo estuve obnubilada por tus pelotudeces, sintéticas.

Cuando vos necesitás, yo estoy. Estoy de todas las formas y maneras posibles, estoy. Ahora tengo que venir a remontar que cuando yo necesito, los demás se auto-necesitan. No está bien, porque decir que estamos bien también es una forma de no admitir lo que está mal. Me estás descosiendo, lo hacés todo el tiempo. El dolor que tengo adentro, el desgarro, ya no lo puedo continuar banalizando, pensar que las cosas van a mejorar. Porque te servís de mí todo lo que a tus fines complace. El resto de la semana soy descartable. Pero si de repente empecé a hacer todo eso que tanto mal me hace a mí, entonces debo ser una hija de puta, una tarada.

La cosa es, ya no sé quién soy. Como hubiérase quejado Hallward alguna vez, me manchaste, ya nada va a ser lo mismo. No puedo responderme a mí misma si mis deseos son míos o una adaptación de los tuyos, o de los que vos tenías para mí.

12.5.10

de velar se debe

Porque no te tengo, lo único que me queda es dibujarte. Yo ya estuve trabajando con éstas hojas antes. Hace tiempo, sí. Te pensaba elocuente, distraído. Te pensaba despeinado, desagradecido. Particularmente imberbe, en todas las situaciones de la vida, excepto conmigo. Lo suficientemente intrépido como para salir a ver el río a cualquier hora, y compresivo para quedarse una tarde entera en la cama. Sin alas que coserte, ya las tendrías. Habrías escuchado todo lo que yo, e inclusive más, entonces vendrías a colocarme música en los oídos. Tenías que ser arquitecto del porvenir, tenías que ver que el universo lo configuraba. Entonces verías a través de mí como yo te hubiera atravesado, comprenderías todo, que soy lo que sucedió conmigo, que soy el accidente de otros, y a la vez, el mío propio. Las películas serían siempre hermosas. Las canciones serían siempre hermosas. Sostenerte la mano porque hace frío sería siempre hermoso. Porque no te tengo, lo único que me queda es dibujarte. Porque no te tengo, tampoco existís, y me arde.

10.5.10

all art is quite useless.

No creo. Iván Miusov carcomió todo lo que quedaba de mí. Entre él y Bukowski lo hicieron. Después llegó Alejandra Pizarnik y se sentó a tomar el té con nosotros, con nosotros y con Hegel y con Mílena Jesenska, y con Catherine Howard. Estábamos divinos, todos. Estar dejando de fumar es un poco eso, sentarse con todos esos que fumaron toda su vida y vienen a pegarte una patada diciéndote “cada vez que lo quise lo tuve, pero vos estás en plena abstinencia”. Como si después de sonarte ya todos los dedos, haber agotado las posibilidades de conversación, haber intentado que el otro quiera venir a tu casa, haber molestado al gato, haber mirado las películas que te quedaban, haber limpiado y cocinado y esperado, no sirve para nada. Querés un cigarrillo y nadie te lo da. Tenés plata para tener un cigarrillo, pero sabés que no debés. Tenés personas fumándote un cigarrillo, y las envidiás.

Después, también, tenés esas personas que te odian o simulan odiarte o simulan quererte mientras en el fondo te odian. Eso es lo peor, porque te hacen sentir que no importa ya lo que hagas, no vale la pena. En serio, yo me casé con la idea de seguir peleando, pero a veces tengo miedo de que sea la única persona con la que alguna vez me case.

Entonces, Ariadna funciona cual tampón para no estar comiéndose la cabeza. Pero tampoco sirve, porque las luchas duran años y no se pelean del lado de afuera.

Existe un caballo, que no era mío. Aranza ayer se lo cruzó en la calle, que iba con dos mujeres. Porque ni yo ni otra ni dos, siquiera, habrían sido suficientes. Nunca fue mío, en cambio ella. A este punto puedo contar todos los intentos de sabotaje que tuvo contra mi persona, adrede pienso que quería matarme, pero, ¿Por qué no lo hizo?, podría venir a ahorrarme éste desastre.

Porque éste desastre también tiene que ver con el envase de plástico. El día que, y falta poco, las fuentes se quiebren, para mí se terminó y la teoría del descartable se pone en práctica. Tanto en práctica como Rodrigo hubiera hablado de la brazo-cuello dependencia. Por suerte, y no tanto, yo no la padezco. Pero porque a diferencia de todas esas pendejas que sí la tienen, yo voy de frente, escupo, digo. Así me va, y así me fue siempre. Mal.

Las fiestas tienen esa cosa de simular. Vos llegás y te encontrás con gente que no querés ni ver, gente que querés ver pero que no quiere verte, gente que planeaste ver, la gente que planeaste ver y no viste, los fantasmas de la gente que en otra situación sabés que habrían estado ahí pero ya no están, y por sobretodo, todos esos amigos que falsamente te ilusionan diciéndote que van a ir, pero encuentran algo mejor que hacer. Y yo, yo con respecto a eso, lo mínimo que tengo es un agujero en el pecho. En mi no pedir nada, también está el no pedir que vengas conmigo. That’s the way the cookie crumbles, que es como decir que ahí se equilibra el universo. Entonces el único que te queda es Rodrigo, al lado tuyo, siempre, representando todas las faltas que tenés en la vida. Quizás mostrándote cómo abrazar la oscuridad. Quizás haciéndote reír, inútilmente. Quizás haciéndote sentir que después de todo, ir no era una mala idea.

Que no soy la misma de antes, y mirá, no sé, grave sería. El día que entiendan, algunos, que un día, un solo día en mi vida puede representar un año entero, cerrarían la boca y se limitarían a elegir entre comprar y no hacerlo. Como ese libro que agarrás, que manoteás, que violás y que volvés a colocar en el lugar sólo porque lo hiciste para joder.

Mi forma de matar a la gente es cogérmela, dije, pero la verdad, no pude hacerlo. Es el mal. Se ve que estoy lo suficientemente destruída como para dedicarme a asesinar, a construir una máquina, a viajar hasta la biblioteca nacional sólo para figurarme a Iván sentado ahí, conmigo al lado, contándole que yo también sé lo que es no poder morirte. Porque es así, no puedo morirme. Tengo demasiadas responsabilidades como para morirme, y a la vez, esas mismas responsabilidades vienen a patearme la cara y a decirme “la verdad es que mucho no nos importa que sigas funcionando”. Entonces esperá, que estoy respirando. Pero ya estoy cansada de estar mandándole órdenes a todo mi organismo para que continue andando.

Cuando es domingo llorás, y llorás como la puta madre. Llorás por los viejos tiempos, por esas semanas enteras en la cama llorando, en las que te dormías a las 9 de la noche, te despertabas a las 3 de la mañana, recordabas lo que había pasado, volvías a llorar, te querías arrancar la piel, te quedabas dormida, te volvías a despertar, y así sucesivamente, mientras la gente te llamaba a ver si ya te habías muerto, sólo para desempolvar el traje de luto.

Pero hay un detalle, ahora también llorás por haber hecho que llore otra persona. Porque el ser libre y el tomarte la soledad como un regalo no dejará de volverte una hija de puta. Y ese poema de Bukowski, que justifica el regalo, no lo convierte en eso, lo convierte en una condena. La condena de saber que por mucho que intentes nunca vas a ser como ellos, entonces vas a tener todo ese peso existencialista a cuestas por siempre. Cada vez que mires al mar vas a desear estar pegándote un tiro, porque toda la basura acumulada que tenés en la cabeza, en comparación con eso es la nada misma, es inclusive peor que la partícula de polvo que representás a nivel universal. Y eso es lo superior, y eso es lo que te quema.

Pablo dijo, sentado acá, hace un par de días, que tenés un problema con el fuego. Obvio que lo tengo. Lo admito, lo sostengo. Desde el momento en que le permitís a un hombre recorrerte la piel, todos los problemas tienen que ver con el fuego. Porque eso es lo que el sexo hace, te quema. Te destruye, te arruina. Y por eso, por un mínimo restante de instinto de autopreservación, todavía no cogiste. Pero te vas a encontrar un día de estos queriendo hacerte mierda, y entonces va a suceder. Porque ya no querés matar al otro, te querés matar vos, y como tenés demasiadas responsabilidades como para morirte, estás dedicándote a vaciarte por dentro en un principio, para que llegada la hora ya no quede nada, entonces puedas hacerlo.

Al hacerlo, vas a dejar de extrañar determinadas sensaciones y todo lo que conllevan. Vos y yo sabemos que ese dolor, ese filo, lo que pica, lo que sea, lo que no vivís desde aquel enero está esperándote. Es como el lobo en la punta de la cama que te incita a volver a toda esa basura. Entonces pensás que podrías estar metiéndote por la nariz toda clase de sustancias, que podrías estar fumando, pero el sólo escribir fumar te hace pensar en lo mucho que querés hacerlo, y en la tercera ducha que te estás por clavar, primero porque querés fumar, segundo porque querés coger, tercero porque te querés matar, y porque estás sucia, sucia, sucia.

Julieta no asiste, insiste. Esa es la clave de todo. Me vas a ver quejándome por cosas por las que ni siquiera debería, las que ni siquiera creo. Es inútil. Todo intento de tocarte el alma es inútil. All art is quite useless.

ustedes son

ese no es mi caballo, nunca lo fue
en cambio ella.

9.5.10

sangre, deux

hay una cosa
que es hasta lamentable

cuando me clavás las garras en el pecho
cuando me das con lo mejor que tenés
(que es lo peor que yo tengo)

cuando tus uñas me están abriendo agujeros
(y cómo te gusta llenarme de tierra los ojos)

entonces la sangre que brota de mí
es, justamente,
la que está saliendo de tus dedos, hermana.
La diferencia radical entre nosotros dos es que yo pienso en vos con ternura, con dolor, hasta con culpa. Vos sos un completo desquiciado.

8.5.10

ariadna

Lo más inteligente que puedo hacerte en éste momento es atarte un hilo, cosa de que cada vez que entres pueda tirar hacia afuera y obligarte a salir.

honey, don't

pero entonces sé
cuando me miro al espejo
que eso que les pasa a ellos
en realidad no es para mí
en realidad no me toca
en realidad no me roza
porque soy un hueso difícil de roer, y entonces
el amor
con lo que sea que signifique
para mí está quemado, privado.

7.5.10

enero, 13

me surge pensar que no era necesario
pero bueno, como que ya es un poco tarde
hay que hacer de cuenta que las fichitas están repartidas
y lo que nos resta es matarnos
aceptar lo inevitable
o darnos cuenta, de una puta vez
que cada uno, por su parte
lo está matando.

1.5.10

y se olvida, me olvida, nos entierra.

Me siento un cráter, frío, confundido. Un beso, su pelo, su perfume. Una mano que me acaricia. Mi cuerpo, acercándose al suyo. Un beso sobre su beso sobre mi beso sobre su beso. Su columna arqueándose hacia mí, sus pechos rozándome, su pelo, su pelo. Una lengua que acaricia otra lengua tímidamente y a la vez con éxtasis. La ropa que se queja y se sale, se cae. Un juego al que no sé jugar, pero que ella quiere enseñarme. Me arriesgo a aprender. Mi boca buscando una boca, un cuello, un pezón, un ombligo. Ana está particularmente hermosa, con la lluvia que le cae sobre el cuerpo y se evapora, Ana viaja por las sábanas como un animal siguiendo su instinto. Ana me hace el amor, coloca las cartas de su mazo en mi cuerpo y se olvida, me olvida, nos entierra.