24.3.10

ausencias



Parte del trabajo fotográfico de Gustavo Germano.
Ésta es una fecha que va más allá de una ideología política, tiene que ver con dignidad humana, algo de lo que muchos empapan sus discursos y sin ir más lejos, a un costado suyo están permitiendo y hasta fomentando las peores atrocidades. A veces lo más terrible no involucra necesariamente violencia física; despojar al otro de su condición de persona no logra una victoria, ni un triunfo del más fuerte, ni la imposición de ideas, sino arrastrar al individuo al grado más alto de alienación, de soberbia, de miseria.
La historia de la humanidad se plasma a sí misma como la historia de la lucha, la historia de antagónicos bandos que con cada nueva era cambian sus formas de obrar, de pensar, de manifestarse, pero aún así, la figura dominante-dominado se reitera.
El 24 de marzo para algunos representa memoria, para otros ignorancia. No encontré otra forma que me pareciera más realista que la de mostrar a los desaparecidos como ausentes, como personas con sueños, proyectos y sentimientos, sin importar qué bandera estaban cargando, o a quiénes conocían, o eran hijos o padres de quiénes, o testigos de tal cosa u otra. Eran seres con todas sus virtudes y defectos que estaban, y ahora ya no están. Creo que eso es un desaparecido. Alguien que estuvo presente, y lo forzaron a ya no estar.

14.3.10

ETC

volver obvia mi pelotudez es casi prenderse fuego.

not always

A veces no entiendo. Ni siquiera comprendo mis esfuerzos por entender en absoluto. He dicho: la diferencia entre haberla pasado mal y haberla tenido fácil es la idoneidad, las herramientas, casi como haber dividido al mundo en operancia e inoperancia y morir en el intento. Pero la tolerancia. Por momentos creo que peleé tanto que ni dá que me vengan con pendejadas. Reitero, la tolerancia. Las pendejadas provienen de la falta de idoneidad, ergo haberla tenido fácil, ergo la burbuja de plástico falsificada y ultra decorada por un par de padres unidos en feliz matrimonio, destacarse en algún deporte, corresponder a los estándares de belleza de la época, ser un jodido hijo de puta, convertirse en un pelotudo. Entonces no puedo, porque tengo que tolerar. Me va a sonar también la edad que tengo. Perdón, la que me convencí que tengo, la que no quiero vivir, pero parezco bastante cómoda raspando los treinta con problemas de veinteañeros. Si no puedo solucionarlo, han de morirse. Han de morirse adentro mío, sangrar y morirse. Si puedo solucionarlo, y no quiero, acá me veo, con este estado de vejez potenciado, hastiado, embelesado por un hermoso título universitario y una tapa de revista, un sitio en Internet, un pajero que se autocomplace al leerme. Una pelotuda, como ellos, al fin y al cabo.

siempre pasa lo mismo.

me gusta
no saber
no ser
no saber
me quema
pensar
tus pupilas dilatadas
un largo trecho a la abundancia
ser joven
está como
bien
ni tanto
pero la adultez
me va a implicar
atacar directamente
a la raíz del asunto.

8.3.10

tenés que hablar de mí
con todas tus putas
tenés que hablar de mí
y ellas también tienen que hablar conmigo.

HABLEN.